Un informe clasificado por la Subdirección de Asuntos Internos de Carabineros ha revelado información clave sobre la trágica muerte de dos hinchas de Colo Colo durante un operativo policial cerca del Estadio Monumental. El documento, fechado el 10 de abril, recopila testimonios de tres testigos que indican que el vehículo policial J-1224, conducido por el sargento Luis Rojas, arrolló a las víctimas, Martina Riquelme (18) y Mylan Liempi (12), a horas del incidente. Los testigos coinciden en que el carro se dirigió sin frenar hacia un grupo de personas que intentaban escapar de los gases lacrimógenos, desmintiendo así una versión inicial que sugería que los jóvenes habrían muerto aplastados por una reja metálica.
Los testimonios de la cabo Jocelyn Soto y dos civiles, Luis Espinosa y Nicolás Cuevas, proporcionan un relato coherente sobre las circunstancias del incidente. La cabo Soto afirmó categóricamente que el vehículo policial atropelló a ambos jóvenes, mientras que Espinosa relató cómo el grupo de hinchas derribó una reja y cómo, en ese contexto, el carro policial impactó directamente a las víctimas. Cuevas, quien estaba con Martina en ese momento, enfatizó que ambos tropezaron al intentar huir y que se encontraban lejos de cualquier valla cuando fueron atropellados, contradiciendo así las aseveraciones del agente identificado como 28 ALFA.
A medida que se desvelan los detalles del informe, se hace evidente que la narrativa oficial presentada por Carabineros no se sostiene ante la evidencia. A pesar de los esfuerzos por desviar la responsabilidad mencionando un aparente ‘aplastamiento por la reja’, los testimonios directos no respaldan esta versión. En comunicaciones radiales, un teniente confirmaba la gravedad del incidente, lo que contrasta con la reacción del capitán Henríquez quien minimizó la situación. Este desacuerdo sobre lo ocurrido pone de manifiesto la confusión dentro de las fuerzas del orden tras el evidente accidente.
El informe también destaca preocupantes irregularidades en la aplicación de protocolos y en la disponibilidad de registros audiovisuales. A pesar de ser obligatorio el uso de cámaras corporales para los agentes, no se activaron durante el incidente ni en el vehículo J-1224. Aunque la cabo Soto portaba una cámara, no pudo confirmar si había grabado en el momento crítico. La falta de cámaras de tránsito en la zona también contribuye a la carencia de pruebas visuales, lo que complica aún más la investigación y suscita dudas sobre la transparencia del operativo.
A medida que surgen más preguntas sobre el fatal incidente, los familiares de las víctimas y la opinión pública exigen respuestas claras. La ausencia de evidencia visual y las discrepancias en los testimonios resaltan la necesidad de una investigación exhaustiva por parte de las autoridades competentes. La angustia de los seres queridos de Martina y Mylan se agrava con cada nuevo detalle revelado, mientras que la confianza en las instituciones de carabineros se tambalea ante la falta de rendición de cuentas y transparencia en el manejo del caso.