En el reciente clima de protestas en Chile, la pesca artesanal ha tomado el centro del debate público, especialmente tras los trágicos acontecimientos en Coronel, donde siete pescadores desaparecieron en un choque entre un buque industrial y embarcaciones artesanales. Hugo Poblete, presidente de la Federación de Pescadores Artesanales Bahía Narau, se ha convertido en la voz de este sector agraviado, denunciando el abandono histórico que sufren las caletas de Quintero y Puchuncaví. En el programa «La Voz de los Que Sobran», Poblete expuso la necesidad urgente de una reforma en la legislación pesquera, algo que resuena con la frustración de aquellos que viven del mar y que se sienten cada vez más desamparados ante el nivel de intervención que ha tenido la industria pesquera sobre sus medios de vida.
El dirigente pesquero no escatimó en críticas hacia la Ley Longueira, que actualmente regula la pesca en el país, afirmando que esta permite la operación de grandes embarcaciones en zonas donde tradicionalmente faenan los pescadores artesanales. «Estos accidentes son recurrentes porque la ley lo permite», advirtió Poblete, señalando que las embarcaciones industriales navegan sin restricción entre las lanchas artesanales, lo que pone en peligro la vida de aquellos que dependen de la pesca para sobrevivir. Este tipo de situaciones evidencian la necesidad de establecer normativas que no solo protejan los intereses de la industria, sino que también garanticen la seguridad y los derechos de las comunidades costeras.
Además de criticar las leyes vigentes, Poblete lanzó alarmantes acusaciones sobre el financiamiento irregular de campañas políticas, implicando a varios partidos desde el Partido Socialista hasta la UDI. Según su declaración, estos partidos han recibido recursos de la industria pesquera, lo que a su juicio les lleva a legislar en favor de sus «verdaderos jefes»: las grandes empresas pesqueras. Esto señala un oscuro vínculo entre la política y los intereses económicos que perpetúan la explotación del mar, dejándolas comunidades artesanales en desventaja. Así, el dirigente urgió a una mayor transparencia en el financiamiento de campañas y a un compromiso político genuino con el desarrollo sustentable de la pesca artesanal.
Las propuestas de Poblete incluyen una reforma integral que regrese el control del mar a las comunidades de pescadores. Alcanzar esta meta es clave para terminar con el monopolio de las grandes corporaciones pesqueras, representadas por lo que él denomina las «cuatro familias dueñas del mar de Chile». Con esto, Poblete no solo busca un cambio en la legislación, sino también un cambio en la forma en que se perciben y gestionan los recursos marinos, enfatizando que la pesca artesanal no es solo un medio de sustento, sino una parte vital de la cultura y la identidad de las comunidades costeras.
Finalmente, la situación actual y las demandas planteadas por Poblete resaltan el descontento generalizado entre los pescadores artesanales, quienes se sienten olvidados por un estado que prioriza los intereses de unos pocos sobre el bienestar de muchos. El llamado a la acción es claro y urgente: tanto el gobierno como la clase política deben escuchar las voces de quienes viven del mar y asegurar una gestión justa y equitativa de los recursos marinos. La situación es un recordatorio de que las políticas pesqueras deben reflejar las necesidades de todos los involucrados, no solo de la industria.
