La Armada chilena continúa intensificando los esfuerzos en la búsqueda de los siete pescadores desaparecidos frente a las costas de Coronel, en la región del Biobío, tras el trágico hundimiento de la lancha «Bruma». En una operación que ha captado la atención de toda la comunidad, la marina ha desplegado dos remolcadores de alta mar, el Galvarino y el Janequeo, junto a una lancha de servicios generales que se encuentran operando en la zona. Además, se están utilizando dos sonares y cuatro ROV submarinos para tratar de localizar a los tripulantes desaparecidos, en un esfuerzo coordinado que refleja el compromiso de las autoridades marítimas en apoyar a las familias afectadas por esta tragedia.
Las familias de los pescadores desaparecidos no solo enfrentan la angustia de la incertidumbre, sino que también han comenzado a señalar una posible responsabilidad en el accidente. La sospecha recae sobre una nave de mayor tamaño, conocida como «Cobra», que supuestamente colisionó con la «Bruma» en el momento del hundimiento. Esta hipótesis está bajo investigación por el Ministerio Público y la Fiscalía Marítima. Claudia Urrutia, vocera de los familiares, expresó su frustración ante los acontecimientos, afirmando que «los datos están ahí, son contundentes, es innegable. A medida que avanzan las indagaciones, se están recopilando evidencias gráficas que respaldan esta versión.»
La realidad se volvió aún más desalentadora para los seres queridos de los pescadores tras el hallazgo de la balsa salvavidas de la lancha «Bruma», la cual fue encontrada cerrada. Este hallazgo fue realizado por los equipos de búsqueda, que emplearon un robot submarino para localizarla. La balsa cerrada ha desvanecido la esperanza de que los pescadores pudieran haber sobrevivido al naufragio. La noticia fue recibida con desconsuelo por parte de las familias, que a pesar de las adversidades, continúan aguardando con ansias cualquier información sobre el paradero de sus seres queridos.
La situación se complica aún más con la extraña desaparición de Juan Roberto Sanhueza, un tripulante de la «Cobra». Según información proporcionada por su familia, Sanhueza debería haber asistido a una sesión con un psicólogo y posteriormente declarar ante la Policía de Investigaciones (PDI) el pasado viernes, sin embargo, no presentó a ninguno de estos compromisos. Su hijo, Pablo Sanhueza, manifestó la preocupación que sienten como familia, ya que su padre nunca había desaparecido de esta manera. «No contesta llamadas, nadie sabe dónde está. Eso nos tiene a todos muy preocupados, porque no es una persona que desaparezca o que atente contra su vida», explicó.
Este trágico suceso ha suscitado una ola de inquietud en la comunidad, que sigue de cerca las noticias relacionadas con la búsqueda de los pescadores y la investigación de la colisión. Con la Armada redoblando esfuerzos y la Fiscalia Marítima indagando sobre los hechos, los familiares de los desaparecidos esperan obtener respuestas rápidas y justas. La combinación de la búsqueda activa y las investigaciones sobre la colisión entre la «Bruma» y la «Cobra» es vital para esclarecer lo sucedido y, esperanzadamente, brindar algún alivio a las familias en este momento desgarrador.
