El Observatorio de Informalidad Laboral de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) ha presentado un preocupante informe que revela que más de la mitad de los jóvenes entre 15 y 19 años (54%) y de los mayores de 65 años (57%) se encuentran desempeñando sus actividades en condiciones de informalidad. Con base en datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el estudio señala que la ausencia de acceso al empleo formal sigue siendo un problema estructural que afecta gravemente a estos dos grupos etarios. A medida que la economía chilena se adapta y evoluciona, la informalidad laboral parece perpetuarse, dejando a los más vulnerables en una situación precaria.
El análisis de la CCS destaca que el 27,1% de los trabajadores chilenos, es decir, aproximadamente 2,5 millones de personas, opera en la informalidad. Aunque esta cifra ha mostrado un ligero incremento respecto al trimestre anterior, donde la formalidad alcanzaba un 27%, los jóvenes y los adultos mayores son quienes más sufren las consecuencias de esta tendencia. Las barreras de acceso al empleo formal se vuelven más evidentes ante el menor nivel educativo y las altas tasas de desempleo juvenil, así como la escasez de oportunidades para los mayores de 65 años, quienes a menudo enfrentan actividades laborales precarias.
George Lever, gerente de Estudios de la CCS, ha señalado la necesidad urgente de implementar políticas que reduzcan los costos de contratación formal. Según él, las medidas de flexibilización regulatoria son cruciales para aumentar las probabilidades de que tanto jóvenes como adultos mayores puedan acceder a un empleo en el mercado laboral regulado. La falta de una política laboral inclusiva ha disparado las cifras de informalidad, que no solo afecta a los jóvenes y mayores, sino también a mujeres y personas con bajo nivel educacional que se ven forzadas a aceptar trabajos sin protección laboral.
El informe también revela que, en un lapso de 12 meses, el empleo no formal ha experimentado un incremento del 2,2%, superando levemente el crecimiento del trabajo regulado, que fue del 2,1%. Esta convergencia sugiere que la informalidad no solo es un fenómeno estancado, sino que está en aumento, especialmente en trabajadores con educación básica, quienes alcanzan un 52% de informalidad. Además, en los servicios domésticos, el porcentaje asciende a un alarmante 56%, evidenciando la urgencia de abordar estas problemáticas con seriedad y compromiso.
A nivel geográfico, las tasas más elevadas de informalidad se encuentran en la región de La Araucanía y en áreas rurales, donde el 38% de los trabajadores realiza actividades en condición de informalidad. Asimismo, el estudio destaca que un 31% de los trabajadores migrantes laboran fuera del marco formal, con la comunidad boliviana siendo la más afectada, alcanzando niveles superiores al 45% de informalidad. En contraste, los venezolanos constituyen el grupo migrante más numeroso, con 165 mil personas en situación irregular, después de experimentar un notable incremento del 168% en los últimos cuatro años.
