La tarde del domingo, la tensión se mantenía vigente en los primeros cómputos de las elecciones presidenciales chilenas, en las que Jeannette Jara se posicionó a la cabeza con un 26,85% de los votos y José Antonio Kast le siguió con un 23,92%, llevando a ambos a una segunda vuelta. Mientras los primeros resultados se transmitían en vivo por los principales canales de televisión, la candidata del oficialismo parecía asegurar su lugar, pero las proyecciones de TVN y CHV destacaron a Evelyn Matthei en un sorprendente segundo lugar, seguida de cerca por Kast. Este panorama generó una atmósfera de incertidumbre y euforia en el comando de la exalcaldesa de Providencia, que contaba con un equipo de destacados políticos y analistas, quienes aguardaban resultados que pudieran favorecer sus intereses en la contienda electoral.
Sin embargo, la nueva información publicada por el Servel alteró radicalmente las expectativas. Catalina Edwards, reconocida periodista, narró en el programa Plaza Pública que dentro del comando de Matthei, inicialmente se había expresado una negativa rotunda a brindar apoyo a Kast. Sin embargo, los resultados fueron más que desalentadores para la exalcaldesa, quien terminó en un atuendo desolador en el quinto lugar, por detrás de candidatos inesperados como Franco Parisi y Johannes Kaiser. Esta sorpresiva caída hizo que las caras en su equipo cambiaran drásticamente, avizorando el fin de sus sueños presidenciales, justo cuando su campaña había sido marcada por choques significativos con Kast y rumores que dañaron su reputación.
El dolor por la derrota inminente se hizo palpable entre los seguidores de Matthei, quien había enfrentado una campaña hostil, donde se hicieron insinuaciones sobre su salud mental. En medio del impacto emocional, la periodista reportó que se discutía la posibilidad de que Matthei finalmente respaldara a Kast, a pesar de su resistencia inicial. Esto llevó a los asesores de la candidata a intentar convencerla de que se uniera a Kast, enfatizando la importancia de la unidad en la derecha para lograr salir adelante en la contienda electoral. La situación se tornaba angustiosa para Matthei, quien no solo lidiaba con la decepción de su desempeño, sino también con la presión de sus aliados en el sector.
Finalmente, los esfuerzos del equipo de Matthei dieron frutos, y aunque ella no estaba dispuesta a asistir a la reunión con Kast, se vio impulsada a hacerlo por la presión ejercida por su equipo, algunos de los cuales notaron que estaba visiblemente emocionada y afectada por la situación. Reportes del programa indicaron que incluso se le vieron lágrimas durante la reunión con Chile Vamos, lo cual reflejaba el impacto personal de la derrota en su visión política y emocional. La sensación de obligación de unirse al rival político sumaba otro nivel de complejidad a la ya tensa situación, tomando en cuenta que las circunstancias habían obligado a un acto de consolidación entre las partes, a pesar de la historia reciente conflictiva.
Al final del día, Matthei se presentó junto a Kast, rodeada de quienes alguna vez fueron sus principales aliados, para entregarle su apoyo. Su mensaje de unidad fue claro: «Ahora vamos al comando de José Antonio Kast para felicitarlo como corresponde». El acto no solo simbolizaba la reconciliación necesaria dentro del espectro político, sino que también reflejaba el desafío que enfrentaba Chile en términos de cohesión y proyección a futuro. Ella concluyó con la esperanza de que «lo que más nos tiene que preocupar a todos es que Chile pueda salir adelante», marcando un llamado a la acción entre aquellos que detentan el poder y a quienes votan por ellos en busca de un futuro mejor.
