Las elecciones presidenciales en Ecuador, programadas para abril de 2025, se están convirtiendo en un caso emblemático de cómo la inteligencia artificial (IA) puede influir negativamente en los procesos democráticos. En este escenario, se ha denunciado la proliferación de deepfakes de alta calidad, donde videos manipulados de la candidata Luisa González circularon afirmando que instauraría un «régimen como el de Venezuela». Estas técnicas de desinformación, diseminadas principalmente a través de las redes sociales y plataformas de mensajería como WhatsApp, no solo buscan engañar a los votantes, sino que también intentan socavar la confianza en el proceso electoral ecuatoriano.
Durante las primeras semanas de la campaña, se identificaron casos alarmantes de deepfakes que se volvieron virales; uno en particular, que simulaba a González, alcanzó más de 2.1 millones de visualizaciones en TikTok y X antes de ser desmentido. Además, un audio falso atribuido a France 24 insinuó que la ONU se encargaría de supervisar las elecciones debido a denuncias de fraude. La AFP, al investigar estos contenidos, reveló que eran producidos con herramientas de IA de acceso público, lo que evidencia la facilidad con que se puede generar desinformación de alta calidad. El impacto de estas acciones fue significativo, ya que la agencia Lupa Media registró 15 piezas de desinformación relacionadas con las elecciones.
En el contexto chileno, el riesgo de la desinformación electoral es palpable, especialmente tras las experiencias del primer proceso constituyente entre 2022 y 2023. Durante este período, se documentaron varias campañas de desinformación, operadas por grupos como «Resistencia Patriótica», que utilizaron cuentas falsas y bots para difundir mentiras. Con las herramientas de IA como Midjourney y ElevenLabs ahora disponibles, la amenaza se intensifica. Un estudio realizado por AIM Chile en 2023 destaca que el 71% de los chilenos ven la desinformación como una seria amenaza a la democracia, un dato inquietante a medida que se acercan las elecciones en el país.
Las tácticas de desinformación implementadas en Ecuador y que podrían replicarse en Chile incluyen la creación de narrativas tóxicas sobre la migración, la seguridad y la dolarización, además de la suplantación de medios de comunicación reconocidos. Videos falsos de organizaciones como CNN y France 24 han sido utilizados para otorgar credibilidad a estas narrativas engañosas. Este claros ejemplos muestran un patrón que podría amenazar nuevamente los procesos democráticos en la región, ante la falta de regulación y sanciones efectivas en el ámbito digital.
Ante esta preocupante realidad, se están sugiriendo varias medidas para combatir la desinformación impulsada por IA. Expertos internacionales han abogado por adoptar marcos regulatorios como el Digital Services Act de la Unión Europea, que establece la obligación de las plataformas digitales de eliminar deepfakes maliciosos en un tiempo limitado. También se han propuesto la implementación de marcas de agua digitales en contenidos generados por IA y mejorar la educación ciudadana en herramientas de verificación. Sin embargo, Chile aún está rezagado en la creación de una ley que sancione adecuadamente estas prácticas, dejando a la democracia chilena vulnerable ante el caos informativo que se vivió en Ecuador.
