El seremi de Energía del Biobío, Jorge Cáceres, presentó su renuncia al cargo este miércoles en medio de una creciente controversia generada por sus declaraciones en un evento público. En el encuentro, Cáceres minimizó la gravedad de la situación de violencia que afecta a la región al afirmar que «Chile es una taza de leche», sugiriendo que el país es tranquilo a pesar de recientes incidentes violentos, incluyendo un atentado que resultó en la destrucción de 45 camiones y cinco maquinarias en Rucalhue. Su intervención durante la «Agenda Económica 2025», organizada por el Instituto Regional de Administración de Empresas (Irade), desató una ola de reacciones negativas y, incluso, abucheos por parte del público asistente.
Las palabras de Cáceres desataron rápidamente una intensa crítica desde diversos sectores políticos. Durante su presentación, el ahora exseremi también hizo referencia a la administración anterior, señalando que el expresidente Sebastián Piñera había prometido erradicar la delincuencia, pero que en realidad había aumentado. Esta comparación pareció levantar aún más la indignación del público y de figuras políticas que cuestionaron su capacidad para manejar el cargo en un contexto tan sensible.
El ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, no tardó en responder ante los dichos de Cáceres, calificados por él como “indebidos”, y subrayó que sus declaraciones «degradan a los ciudadanos». Esta reacción oficial refleja la preocupación del Gobierno por el impacto que estas afirmaciones pueden tener en la percepción de la seguridad en la región del Biobío, donde la violencia ha sido un tema candente y de difícil tratamiento para las autoridades.
La renuncia de Cáceres fue anunciada tras una reunión con el delegado presidencial del Biobío, Eduardo Pacheco. Este encuentro, que estuvo marcado por la presión política generada por sus declaraciones, llevó al seremi a concluir que su permanencia en el cargo ya no era viable. La situación sin duda pone de relieve la delicada relación entre palabras y percepciones en el ámbito de la administración pública, especialmente en temas tan sensibles como la seguridad.
En este momento, el Gobierno no ha hecho oficial quién asumirá la Secretaría Regional Ministerial de Energía de forma interina, dejando a la espera una respuesta que permita restablecer la confianza en la gestión de la energía en Biobío, en medio de un contexto de creciente incertidumbre y conflicto. La renuncia de Cáceres no solo deja un vacío en la administración, sino que también pone en tela de juicio la gestión de la violencia y la seguridad en la región, temas que requieren atención urgente por parte de las autoridades.
