En un reciente incidente que ha suscitado nuevamente el debate sobre la conducta profesional en las aulas, un profesor de filosofía de 28 años fue detenido en San Ramón, Región Metropolitana, tras ser acusado de amenazar y denigrar a sus alumnos en el Liceo Técnico Industrial La Cisterna. Este suceso se produce en un contexto donde la educación en Chile ha visto emergencias de comportamientos inadecuados por parte de algunos profesionales, haciendo eco de una controversia anterior en Limache, donde un docente gritó a estudiantes que había defendido a Augusto Pinochet. La policía, tras recibir una llamada de alerta, se trasladó al colegio para investigar la situación reportada por un inspector.
Según el capitán de Carabineros, Patricio Opazo, los alumnos habían manifestado que el profesor tenía un comportamiento agresivo, amenazando con reprobar a quienes no cumplieran con sus exigencias. Además, los estudiantes de 3º Medio denunciaron que el docente realizaba comentarios incoherentes sobre temas políticos y sexuales, lo que generó un clima de tensión y miedo en el aula, fundamental para el aprendizaje. La denuncia de estos jóvenes refleja no solo una falta de respeto a su integridad, sino también a su derecho a recibir una educación en un entorno seguro y profesional.
Los problemas no se detienen ahí; los alumnos además insinuaron que el comportamiento errático del profesor podría estar relacionado con el posible consumo de drogas y alcohol durante las clases. Las afirmaciones, aunque graves, han llevado a la captura del docente por delitos de amenaza y trato degradante. Sin embargo, queda por determinar si las acusaciones sobre el consumo de sustancias pudieron ser verificadas por las autoridades, lo cual es crucial para entender la raíz de sus acciones.
Luego de su detención, el caso fue puesto bajo la jurisdicción del Ministerio Público, que determinará las próximas acciones legales. Este docente, al parecer sin antecedentes penales, se enfrenta a serias repercusiones por su conducta, que no solo afecta a la comunidad estudiantil, sino que también pone en entredicho la labor educativa en su conjunto. En un contexto educativo crítico, es vital que las instituciones tomen medidas efectivas para garantizar que el personal docente no sólo esté altamente calificado, sino también actúe de manera ética y responsable.
En respuesta a los incidentes, el presidente del Colegio de Profesores de Chile, Mario Aguilar, afirmó que las conductas reportadas son inaceptables y no representan la ética profesional. Resaltó que el profesor no está colegiado, lo cual significa que no está bajo el marco de su Código de Ética. Esto despierta una vez más el debate sobre la regulación de la conducta docente y la importancia de establecer mecanismos de monitoreo efectivos en el sistema educativo chileno, para proteger la integridad de los estudiantes y asegurar que todos los educadores mantengan un nivel de profesionalismo acorde a su vital labor.












