Las investigaciones sobre el hundimiento de la lancha La Bruma, sucedido el 30 de marzo y que dejó a siete pescadores desaparecidos, han tomado un giro significativo. Este viernes, las pericias al buque industrial Cobra de Blumar, señalado como principal responsable del siniestro, avanzaron en los astilleros de ASMAR en Talcahuano. Expertos de la Policía de Investigaciones (PDI) y del Ministerio Público, junto a equipos de peritos particulares, se encuentran analizando los daños estructurales del barco y recogiendo evidencias biológicas que podrían ser cruciales para esclarecer las causas del accidente.
El fiscal de Coronel, Hugo Cuevas, dirige una investigación por un cuasidelito de homicidio, mientras que la querella interpuesta por las familias de los desaparecidos, a través del abogado Rafael Poblete, acusa formalmente a la compañía Blumar de homicidio con dolo eventual. La tensión en el proceso judicial ha ido en aumento tras las complicaciones para que los peritos independientes accedieran al Cobra, lo que generó suspicacias entre los deudos, quienes denunciaron haber enfrentado obstáculos administrativos que finalmente se lograron resolver.
Recientemente, se ha filtrado información que sugiere un posible «pacto de silencio» entre los 17 miembros de la tripulación del Cobra, el cual habría sido roto por uno de ellos al confesar un choque en la madrugada del incidente. Esta declaración se alinea con las acusaciones de las familias que, desde abril, han sostenido que Blumar presionó a la tripulación para que ocultara la verdad. Uno de los fragmentos más preocupantes de la carta enviada por los deudos menciona que todos los tripulantes fueron convocados a las oficinas de la empresa, generando un ambiente propenso a la intimidación.
La fiscal especial a cargo del caso, Marcela Cartagena, ha sido cautelosa al comentar sobre este giro en la investigación, evitando confirmar las especulaciones sobre la ruptura del acuerdo de silencio. Sin embargo, enfatizó que las declaraciones recogidas son aspectos que deben ser reservados en el marco de la investigación. Las pericias al Cobra continúan, incluyendo análisis de la pintura, deformaciones y la búsqueda de restos biológicos, a pesar de los retrasos provocados por la necesidad del secado del casco, que requiere condiciones específicas de luz para su análisis.
Con el traslado del Cobra a ASMAR, el proceso de investigación se ha facilitado, lo que podría acortar los tiempos en la obtención de resultados cruciales. La fiscalía ha señalado que no se descarta citar nuevamente a la tripulación, quienes ya han sido sometidos a pruebas de alcohol y drogas. La confesión del tripulante, si se confirma, podría alterar dramáticamente el rumbo de este caso, especialmente frente a las afirmaciones de la empresa Blumar, que ha negado cualquier responsabilidad en el incidente.














