La conmemoración del Día Internacional del Trabajador en Santiago ha tomado un giro violento con el inicio de la denominada “Marcha Clasista”, un evento organizado por la Central Clasista, que se opone a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Mientras miles de ciudadanos se reúnen para conmemorar los derechos laborales, las tensiones han escalado en el sector de Alameda, donde se han reportado enfrentamientos entre manifestantes y Carabineros. Estos hechos han inquietado a los residentes y recordado la fragilidad de la paz en el contexto de celebraciones que deberían ser de reivindicación pacífica.
Los disturbios comenzaron con la aparición de grupos de encapuchados que iniciaron actos de vandalismo en señaléticas públicas, que posteriormente fueron utilizadas en contra de las fuerzas de Control de Orden Público. Carabineros ha respondido a estas agresiones con la activación de varios dispositivos para restaurar el orden, destacando la utilización de medios de dispersión y la presencia de unidades de control en la zona conflictiva. Este despliegue ha suscitado preocupación y malestar en los manifestantes que abogan por causas laborales y sociales.
A medida que se han intensificado los altercados, se ha alertado sobre la posible afectación de la movilidad en la capital, con varias estaciones de Metro cerradas por precaución, incluyendo las de República y Unión. Las autoridades piden a los ciudadanos que opten por rutas alternativas y eviten las áreas de conflicto. Este llamado surge tras la detección de un ataque con artefactos incendiarios a un vehículo particular, que, si bien no dejó lesionados, reafirma el nivel de violencia que se ha alcanzado en este contexto celebratorio.
La Central Clasista ha enfatizado que su movilización busca visibilizar situaciones de precariedad laboral y vulnerabilidad social, sin embargo, los violentos acontecimientos han complicado la imagen de la marcha y puesto en entredicho las verdaderas intenciones del movimiento. Los líderes de la organización se han visto obligados a condenar estos actos de violencia, instando a sus seguidores a mantener la marcha dentro de un marco pacífico, en un esfuerzo por evitar que se desvirtúe su mensaje central en medio del caos.
En estos momentos, el país observa con atención cómo se desarrollan los eventos en la capital chilena, mientras se espera que se retome el diálogo sobre derechos laborales y reivindicaciones sociales en un ambiente libre de violencia. La preocupación generalizada por la seguridad y la estabilidad social se vuelve un tema central en las discusiones, a medida que la marcha avanza y las autoridades analizan las acciones a seguir para garantizar el orden público sin reprimir el derecho a la protesta.
