El 1 de mayo de 2022, en medio de una manifestación marcada por el fervor y la tensión, Francisca Sandoval, una fotoreportera de 30 años, se encontraba en la intersección de San Alfonso con Alameda, armada con su celular, lista para transmitir los acontecimientos para Señal 3 La Victoria. Sin embargo, el ambiente festivo se transformó abruptamente en caos cuando una ronda de disparos resonó en el aire. El grito de Francisca alertando del peligro fue ignorado mientras ella intentaba identificar a los agresores en medio del tumulto. Su angustiante esfuerzo se convirtió en un eco de impotencia en una jornada que terminó trágicamente con su muerte a causa de un disparo en la ex Posta Central, 12 días después, a manos de Marcelo Naranjo, un vendedor ambulante, quien utilizó una pistola Glock 40 para perpetrar el ataque a sangre fría.
La fotoreportera Amalia Gálvez, presente en la misma esquina que Francisca aquel fatídico día, revivió la angustia de aquellos momentos. A pesar de su propia experiencia cercana a las balas, decidió hacer un «en vivo» para denunciar la falta de acción de Carabineros, quienes, en vez de detener a los pistoleros, parecían hipnotizados ante la violencia. Gálvez relató cómo observó a un grupo de hombres abandonando un sinfín de toldos azules mientras los disparos continuaban, poniendo en evidencia la paralización y la grave omisión del deber por parte de las fuerzas del orden. La brutalidad de la situación dejó una marca indeleble tanto en los que sobrevivieron como en la comunidad periodística.
Francisca «Panchita» Sandoval era más que una reportera; era una luchadora por la justicia social. Desde una joven edad, su pasión por la fotografía la llevó a documentar injusticias en las calles. Su hermano, Nicolás, recuerda con cariño su infancia, marcada por el amor y la complicidad, donde la pasión de Francisca por capturar momentos a través de su lente era evidente. Mireya, su madre, también evocó la valentía y sensibilidad de su hija, una mujer que no temía enfrentarse a la realidad que la rodeaba con su cámara en mano, buscando a su manera hacer del mundo un lugar más justo.
A tres días del tercer aniversario de su muerte, el director de Señal 3 La Victoria, Benjamín Lillo, se mostró desafiante ante el Presidente Gabriel Boric durante una conferencia en el Centro Cultural Gabriela Mistral. El ambiente se tornó tenso cuando Lillo reclamó la inacción del Estado respecto a la investigación del asesinato de Francisca, resaltando la falta de sumarios contra Carabineros. Con un lienzo que retrataba el rostro de su compañera, Lillo expuso las profundas injusticias que rodearon el caso, insistiendo en que la protección de los ciudadanos y la responsabilidad institucional habían sido gravemente ignoradas.
A medida que se avanza hacia el final de los procesos judiciales, la madre de Francisca, Mireya, ha expresado su frustración con la respuesta del Estado ante la tragedia. Aunque el asesino de su hija fue condenado a 24 años de prisión, Mireya argumenta que la justicia permanece incompleta al no investigar adecuadamente a los carabineros presentes ese día. La lucha por el reconocimiento y la justicia por Francisca continúa, apoyada por su familia y comunidad, que no olvida su legado de valentía y compromiso con la verdad, al tiempo que se esfuerzan por brindar amor y apoyo a la hija de Panchita, quien ahora enfrenta la vida sin su madre.














