Tres reos extremadamente peligrosos se escaparon de la prisión de Valparaíso en la madrugada de este viernes, lo que ha levantado una ola de preocupación entre las autoridades y la población. En declaraciones a la prensa, el subsecretario de Justicia, Ernesto Muñoz Lamartine, reconoció que existen fallas evidentes en los procedimientos de seguridad del penal y que esta fuga no solo pone en entredicho los protocolos internos de Gendarmería, sino que también compromete gravemente la seguridad pública. En este sentido, se ha comenzado una investigación para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades correspondientes.
Durante su visita al Centro de Cumplimiento Penitenciario, Muñoz hizo hincapié en que la operación de escape de los tres reos peligrosos no fue un acto improvisado, sino que implicó una serie de fallas sistémicas en la vigilancia y el control de los internos. El subsecretario mencionó que la segmentación de los reos fue inadecuada, dado que todos compartían la misma celda, lo que era un riesgo considerable, dado su historial delictivo. Además, apuntó que no hubo un control riguroso de las condiciones de seguridad de las celdas, lo que permitió que se realizaran trabajos clandestinos para cortar los barrotes, hecho que puede haber costado vidas si no se actúa rápidamente.
En el marco de las medidas de seguridad que se habían implementado, el subsecretario mencionó la significativa inversión en tecnología de vigilancia, incluyendo un cerco eléctrico que, según confirmó, estaba operativo en el momento de la fuga. Sin embargo, esta inversión parece haber sido insuficiente ante el desempeño deficientemente supervisado del personal de seguridad penitenciaria, ya que las cámaras y otros dispositivos no lograron prevenir este evento crítico. La situación ha causado consternación entre los ciudadanos, que se preguntan cómo estos delincuentes pudieron planear y ejecutar su escape sin ser detectados.
Como resultado inmediato del escape, el director nacional (s) de Gendarmería, Rubén Pérez Riquelme, anunció que se tomarán medidas severas, comenzando con la remoción de tres funcionarios que ejercían sus funciones en la cárcel de Valparaíso. Dicha decisión busca garantizar que durante el desarrollo de las investigaciones se mantenga la integridad del proceso y se evite cualquier posible obstrucción. Los oficiales que se han visto envueltos en esta situación son el jefe del establecimiento, el jefe operativo y el jefe del sector desde donde se llevó a cabo la fuga.
La prolongación de este tipo de situaciones podría generar una interlocución más estrecha entre Gendarmería y otras instituciones estatales para revisar y reforzar los protocolos de seguridad en las cárceles del país. Los ciudadanos esperan que se tomen decisiones efectivas no solo para localizar y recapturar a los reos fugados, sino también para cerrar las brechas que permitieron que este tipo de incidentes pudieran ocurrir. La vigilancia y el control de los espacios penitenciarios deben ser revisados a fondo para prevenir futuras amenazas a la seguridad pública.
