El presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró su postura sobre el desafío nuclear iraní durante su visita oficial a Noruega, destacando que la única solución viable es la diplomacia y los esfuerzos técnicos. En una rueda de prensa junto al primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, el mandatario francés rechazó explícitamente los ataques recientes de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán, argumentando que tales acciones carecen de fundamento en el derecho internacional. «No hay marco de legalidad para esos ataques, incluso cuando compartimos el objetivo de que Irán no desarrolle armas nucleares», afirmó Macron.
Macron defendió el acuerdo nuclear de 2015, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), como un logro significativo de la diplomacia internacional. Destacó que, a pesar de que Estados Unidos se retiró del acuerdo en 2018, él había intentado renegociar y ampliar el marco original. Sin embargo, lamentó que debido a la falta de cumplimiento por parte de diversos actores, la vigilancia del programa nuclear iraní se volvió menos eficaz. «Francia ha estado consistentemente a favor de una solución diplomática», agregó el presidente, enfatizando la importancia de mantener el diálogo.
En lo que respecta a la idea de imponer un cambio de régimen en Irán, Macron fue contundente: afirmó que cualquier transformación en el liderazgo político del país debe surgir de la voluntad del pueblo iraní y no de intervenciones externas. «Si necesita haber un cambio de régimen en Irán, deberá ser el resultado del propio pueblo iraní, no de las bombas», subrayó Macron, refiriéndose a la compleja historia de intervenciones extranjeras que muchas veces han conducido a una mayor inestabilidad en lugar de paz.
El primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, coincidió con Macron al resaltar que las fuerzas militares contra Irán no tienen justificación bajo el derecho internacional. Støre recordó que la utilización de la fuerza está legitimada únicamente con el consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU o como defensa propia. También reconoció que el programa nuclear iraní plantea serias preocupaciones, instando a todos los actores internacionales a enfocar sus esfuerzos en soluciones diplomáticas para abordar el conflicto en Medio Oriente.
La implicación de Macron y Støre sugiere un enfoque renovado en la gestión de tensiones geopolíticas en la región. Ambos líderes enfatizaron la importancia de la diplomacia frente a la militarización de los conflictos. En un contexto donde el futuro de Medio Oriente sigue siendo incierto, el llamado a una resolución pacífica refleja una creciente necesidad de consenso y cooperación internacional, lejos de las estrategias de confrontación que, históricamente, han fracasado en traer estabilidad.












