Una carta enviada a la directiva nacional del Partido Nacional Libertario (PNL) ha generado gran revuelo en la Región de Tarapacá, al manifestar preocupaciones respecto a la gestión del partido bajo el liderazgo de Cristián Rivera. Este documento, firmado por militantes y exintegrantes de la mesa provisoria regional, contiene evidencia contundente, incluyendo registros audiovisuales y capturas de pantalla, que sugieren que se están llevando a cabo prácticas que contradicen los principios fundacionales del partido. Según reportó en exclusiva Radio Paulina, estos reclamos no solo afectan la credibilidad del PNL a nivel regional, sino que también amenazan su imagen en el ámbito nacional.
Uno de los aspectos más criticados en la misiva es el uso del restaurante ‘La Picada del Pescador’, propiedad de Rivera, como sede de las reuniones políticas del partido. Los firmantes sostienen que se ha creado un ambiente excluyente, donde solo un grupo de confianza en torno al coordinador tiene voz y voto. Esta situación ha llevado a que las reuniones se conviertan en monólogos, sin espacio para el debate ni la participación de militantes que puedan ofrecer una perspectiva crítica. De acuerdo con el documento, la falta de un plan estratégico claro y la ausencia de espacios de discusión han derivado en encuentros improductivos, algo que se aleja de los inicios entusiastas del PNL en la región.
Las acusaciones en contra de Rivera no se limitan a su liderazgo en el partido; también enfrentan críticas por su comportamiento como empleador en su restaurante. Los denunciantes han informado que el personal, mayormente de nacionalidad venezolana, trabaja en condiciones laborales desfavorables y han presentado grabaciones que muestran situaciones de maltrato laboral. Esto reaviva las preocupaciones sobre la falta de ética tanto en su faceta empresarial como política, y pone en tela de juicio su capacidad para liderar un partido que reivindica derechos laborales y humanos.
Un tema aún más delicado que trae la carta es la supuesta práctica de ‘fichaje’ de migrantes, especialmente venezolanos, como nuevos militantes del PNL. Denunciantes afirman que algunos migrantes serían inducidos a afiliarse al partido bajo la promesa de apoyo para regularizar su situación migratoria. Esto podría representar un aprovechamiento de la vulnerabilidad de estos individuos y plantea serias interrogantes sobre la ética y transparencia del proceso de afiliación. La participación de Sarait Vera, pareja de Rivera, en estos esfuerzos ha intensificado la controversia, sobre todo dada su experiencia previa en el sistema migratorio venezolano.
Ante la gravedad de las denuncias, militantes del PNL han exigido una intervención urgente de la dirigencia nacional para abordar lo que consideran irregularidades inaceptables. Pedidos de transparencia y responsabilidad han resonado dentro del partido, especialmente en un momento crítico en que el PNL se presenta como defensor de los derechos individuales. Las contradicciones entre el discurso y la práctica actual podrían resultar en un daño irreparable no solo para Rivera, sino para la integridad del partido en su conjunto, lo que demandará una respuesta firme y decidida por parte de la dirección nacional.














