Sin duda, la crisis de salud a nivel nacional ha tomado un papel preponderante en la agenda noticiosa de la última semana. Uno de los casos más alarmantes es el que ocurre dentro del Hospital San José, un recinto que recibe la atención de casi un millón de personas al año. La institución se ha transformado en el epicentro de escándalos que han conducido a investigaciones relacionadas con actos administrativos poco claros. Recientemente, se hizo pública una querella por prevaricación administrativa contra el equipo directivo del Servicio de Salud Norte y el propio hospital, lo que ha generado un fuerte clamor popular por una gestión más transparente y responsable.
El panorama en el Hospital San José se presenta sombrío, especialmente después de que la Contraloría General de la República revelara serias falencias en su gestión en junio de 2024, lo que dio pie a preocupaciones sobre fraudes y corrupción. Desde entonces, la crisis ha desmantelado cualquier intento de control, demostrando una alarmante falta de dirección. Solo en los primeros meses de este año, el director del servicio norte, Antonio Infante, ha realizado cuatro cambios de directores, siendo el último el ingeniero Aldo Yáñez, un cercano colaborador, quien fue destituido del hospital apenas un par de meses antes.
El descontento entre el personal del Hospital San José es palpable. Muchos expresan que las condiciones actuales son insostenibles y que esperan un cambio de gobierno como la única solución a esta grave situación. Señalan que la zona norte ha enfrentado históricamente problemas de corrupción y que, si bien la administración de Guillermo Hartwing fue criticada, jamás imaginaron que la gestión actual sería mucho más desastrosa. Este sentimiento de frustración resuena en los pasillos del hospital, donde los empleados claman por la necesidad de recuperar la confianza en su institución.
Las autoridades de salud, incluyendo a la ministra Ximena Aguilera, han sido criticadas por su aparente inacción ante esta crisis persistente. Representantes de los gremios de salud han manifestado que la permanencia de Antonio Infante en su cargo es inaceptable, asegurando que no cuenta con las credenciales necesarias para liderar una crisis sanitaria de esta magnitud. De hecho, han puesto en tela de juicio su capacidad de resolver los problemas, apuntando a que su círculo cercano de asesores más bien alimenta el problema en lugar de ofrecer soluciones efectivas.
En medio de esta convulsa situación, la Dra. Erika Dahl, jefa de la Unidad de Pacientes Críticos, ha presentado una querella por prevaricación administrativa que busca esclarecer las presuntas irregularidades en la gestión del hospital. La denuncia discute la presión ejercida por el director del SSMN, Antonio Infante, para detener una investigación clave, lo que eleva la gravedad de las acusaciones contra la dirección del hospital. Mientras tanto, el Ministerio de Salud se mantiene en silencio, observando el desarrollo del caso, cuya evolución podría tener consecuencias profundas para la administración del Hospital San José y la confianza pública en el sistema de salud.
