El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha lanzado una advertencia alarmante sobre la crítica situación alimentaria en la Franja de Gaza, anunciando que sus últimos suministros han sido entregados a las cocinas que preparan comidas calientes y se espera que se agoten por completo en cuestión de días. Esta situación ha llevado a la agencia de la ONU a plantear la posibilidad de poner fin a la asistencia vital para miles de familias a menos que se realicen acciones urgentes. La presión sobre el PMA es intensa, ya que la inseguridad alimentaria en Gaza, ya de por sí grave, está alcanzando niveles insostenibles, poniendo en riesgo la supervivencia de la población más vulnerable.
La situación ha llegado a un punto crítico, donde los frágiles avances logrados durante el breve alto el fuego se han desvanecido. Las cocinas que recibían apoyo del PMA han sido la única fuente constante de ayuda alimentaria en las últimas semanas, pero solo llegan a cubrir a la mitad de la población y apenas una cuarta parte de sus necesidades diarias. A pesar de los entornos difíciles, el PMA había estado apoyando a 25 panaderías, las cuales cerraron completamente al agotarse la harina y el combustible necesarios. Las familias, que dependían de los paquetes de alimentos que se distribuían cada 14 días, se han visto privadas de cualquier recurso nutricional en un momento en que más lo necesitan.
Desde hace más de siete semanas, Gaza enfrenta un bloqueo total de suministros humanitarios y comerciales, lo que agrava una situación ya frágil. Altos funcionarios de la ONU han reiterado la necesidad inmediata de garantir el acceso humanitario a la región, enfatizando que este cierre es el más prolongado que haya enfrentado Gaza. Esto ha tenido un impacto directo en el mercado alimentario, donde los precios han aumentado drásticamente, con un incremento del 1400% en comparación con el periodo de alto el fuego a principios de año. Las familias continúan enfrentando una escasez alarmante de productos básicos, lo que plantea serias preocupaciones sobre la desnutrición, afectando especialmente a poblaciones vulnerables como niños y mujeres embarazadas.
Mientras la crisis alimentaria se intensifica, el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) ha señalado un aumento alarmante en los riesgos de violencia de género en Gaza. El conflicto en curso ha exacerbado condiciones preexistentes de vulnerabilidad, que han dejado a muchas mujeres y niñas sin recursos ni protección frente a la violencia. Las adolescentes, especialmente aquellas en situaciones como la orfandad o separación familiar, enfrentan riesgos elevados de abusos en refugios sobrepoblados. La falta de redes de apoyo y recursos ha llevado a la destrucción de grupos de mujeres y organizaciones locales que solían ofrecer un respaldo vital, dejando a las víctimas de violencia en una situación de mayor precariedad.
Paralelamente, la Agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ha reportado un incremento dramático en el número de desplazados en Gaza, con alrededor de medio millón de personas desplazadas en el último mes. Los espacios habitables restantes son fragmentados y poco seguros, lo que impide a los afectados acceder a servicios básicos. La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos ha denunciado la destrucción intencionada de maquinaria utilizada para operaciones de rescate y ayuda humanitaria, lo que complica aún más los esfuerzos de recuperación en medio de la devastación. Además, la violencia continúa en Cisjordania, donde los conflictos entre colonos israelíes y palestinos se han intensificado, poniendo de relieve la grave crisis humanitaria que afecta a toda la región.
