El Ejército de Tailandia ha emitido una alarmante declaración esta mañana al informar sobre un enfrentamiento en la frontera con Camboya, donde las fuerzas camboyanas, supuestamente armadas hasta los dientes, abrieron fuego en la región de Surin. Según los informes, seis soldados de Nom Pen fueron localizados frente a una de las bases operativas tailandesas, portando armamento que incluye lanzacohetes. Este conflicto, que ha resultado en al menos 12 muertes y decenas de heridos, es solo el último episodio de una prolongada disputa territorial entre ambos países, marcada por tensiones que se han intensificado en las últimas semanas.
Los combates, que comenzaron el jueves, han tenido lugar en al menos seis puntos distintos a lo largo de las provincias de Surin, Ubon Ratchathani y Buriram. La situación escaló rápidamente, implicando ataques aéreos, y ha creado un ambiente de temor entre la población civil, resultando en 11 muertes y 35 heridos entre civiles, así como la muerte de un soldado tailandés en la provincia de Sisaket. Los informes del Ministerio de Salud tailandés destacan la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta internacional para mitigar el conflicto.
En respuesta a los ataques, el Ejército tailandés ha confirmado que llevó a cabo operaciones aéreas, destruyendo objetivos militares camboyanos, en particular las divisiones 8 y 9 de las Fuerzas Especiales. Estas ofensivas fueron anunciadas a través de redes sociales, donde la Segunda Región del Ejército tailandés habló de la efectividad de los ataques llevados a cabo por aviones F-16. Por su parte, el gobierno de Camboya, dirigido por el primer ministro Hun Manet, ha optado por no reconocer públicamente la magnitud de los ataques, pero ha justificado sus acciones como defensa ante lo que califican de «brutal agresión» por parte de Tailandia.
La escalada en la frontera se produce en un contexto de tensiones crecientes tras recientes incidentes relacionados con explosiones de minas terrestres. Un soldado tailandés que perdió una pierna al pisar una mina fue uno de los factores que dispararon la reacción del gobierno tailandés, que incluyó la expulsión de diplomáticos y la retirada de su embajador en Camboya. Este ciclo de violencia ha exacerbado las hostilidades históricas entre las dos naciones, que desde hace muchos años discuten sobre la soberanía de territorios disputados.
En medio de este clima de tensión, Hun Manet ha hecho un llamado urgente para que se convoque una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, con la esperanza de que la comunidad internacional intervenga y facilite un diálogo pacífico. Mientras tanto, la situación en la frontera sigue siendo volátil, y ambos países continúan intercambiando acusaciones sobre quién es el responsable del inicio de estos combates, lo que solo complica los esfuerzos por encontrar una solución diplomática y duradera a esta crisis en la región.













