La Comunidad Kawésqar Grupos Familiares Nómades del Mar ha cobrado relevancia mediática recientemente, destacándose en Prensa Austral con un artículo que resalta su legado ancestral como un pueblo canoero y nómada. Su territorio tradicional se extiende desde el Golfo de Penas hasta el Estrecho de Magallanes, un área de vital importancia para su subsistencia y cultura. En este contexto, la comunidad se acoge a la Ley de Espacios Costeros de Pueblos Originarios, conocida como Ley Lafkenche, que busca proteger sus usos consuetudinarios, tales como la pesca artesanal y la navegación. Sin embargo, la comunidad denuncia que las leyes contemporáneas les han criminalizado, poniendo en riesgo su forma de vida y su herencia cultural.
El legado marítimo de los Kawésqar se fundamenta en su capacidad para navegar y subsistir gracias a los recursos del mar, un conocimiento que ha sido transmitido de generación en generación. La comunidad recuerda cómo sus ancestros, a bordo de canoas, exploraban los fiordos y canales, transmitiendo conocimientos sobre la flora, la fauna y las técnicas de caza y pesca a los más jóvenes. Este viaje no solo servía para la búsqueda de alimento, sino también para la educación y fortalecimiento de su identidad cultural. Sin embargo, actualmente, sus prácticas ancestrales se ven amenazadas por un marco legal que ignora su cosmovisión, convirtiendo lo que históricamente fue un derecho en una serie de restricciones.
El territorio de los Kawésqar está dividido en áreas específicas que utilizaban dependiendo de la temporada, denominadas jáutok y málte, lo que refleja su profundo entendimiento del ecosistema marino. A pesar de este conocimiento ancestral, la comunidad enfrenta la presión de industrias, como la salmonera, que tensionan las restricciones ambientales existentes en la Reserva Nacional Kawésqar. Este conflicto ha originado una desinformación considerable, donde la comunidad es presentada como un obstáculo al desarrollo económico en lugar de ser reconocida como custodios de un maritorio que busca coexistir con prácticas sostenibles, como el turismo y la investigación.
La cosmovisión de los Kawésqar subraya la interdependencia entre tierra y mar, permitiéndoles ver la compatibilidad de su cultura con diversas actividades. No obstante, se han encontrado con discursos de odio y racismo impulsados por aquellos que buscan desacreditar sus derechos y solicitudes para la creación de Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios. La comunidad afirma con firmeza que su objetivo no es la exclusividad, sino más bien el reconocimiento de su derecho a existir y vivir en armonía con su entorno, brindando así un ejemplo de cómo la ley puede proteger y permitir la vivencia de tradiciones ancestrales.
Finalmente, la Comunidad Kawésqar llama a la sociedad chilena a reconocer su historia y a colaborar en la construcción de un futuro inclusivo. El desafío radica en que la Ley Lafkenche sirva como un puente entre su herencia cultural y la legislación contemporánea que los afecta. A través de esta ley, los Kawésqar buscan hacer realidad su derecho a navegar y a vivir en su maritorio, libre de prejuicios y estigmas. «Seguiremos navegando con la verdad», concluyen, enfatizando la necesidad de un diálogo abierto y respetuoso que contemple su legado como parte vital de la diversidad cultural de Chile.
