La UNESCO aprobó hoy la inclusión del Circo de Tradición Familiar de Chile en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, marcando un hito histórico en la celebración de las artes circenses del país. Este logro se concretó durante la 20ª sesión de Naciones Unidas que se llevó a cabo en Nueva Delhi, India, donde la delegación chilena expuso los aspectos fundamentales del expediente que respaldó esta postulación. La inclusión en esta lista no solo resalta la riqueza cultural del circo, sino que también representa la memoria afectiva de las comunidades que han preservado esta tradición por generaciones.
Desde 2017, el proceso para alcanzar este reconocimiento fue liderado por las comunidades circenses, que cuentan con más de 500 años de historia y 657 cartas de apoyo, reafirmando el compromiso colectivo por mantener vivas las tradiciones. La ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, destacó la importancia de este reconocimiento, señalando que «el Circo de Tradición Familiar es parte de la cultura, patrimonio e identidad de nuestro país», y subrayó su papel en la democratización y descentralización de la participación cultural en Chile.
El circo familiar chileno se caracteriza por su movilidad y arraigo territorial, permitiéndole llevar espectáculos a diversas localidades donde la oferta cultural es limitada. Este carácter itinerante ha forjado lazos con circos de diferentes partes del mundo, consolidando una herencia cultural que trasciende fronteras. La directora nacional del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, Nélida Pozo, actualizó que este reconocimiento global abre la puerta a todos los circos de Latinoamérica y el Caribe, lo que permitirá una mayor visibilidad y apoyo a las comunidades circenses.
Con emotividad, Joaquín Gastón Maluenda, conocido como «Tachuela Grande», dedicó este destacado reconocimiento a aquellos que han partido, recordando a los artistas que dedicaron su vida a esta labor a lo largo de dos siglos. En su homenaje, Maluenda expresó que este logro es un tributo a todos los circenses que han contribuido a la rica historia del circo en Chile, destacando la pasión y la dedicación que han caracterizado a esta tradición.
La decisión de la UNESCO no solo aplaude el valor cultural y social del circo de tradición, sino que también subraya su carácter inclusivo y solidario. La UNESCO resaltó cómo esta práctica se ha transmitido de generación en generación, vitalizando la identidad y el sentido de pertenencia dentro de las comunidades. Además, se ha reconocido el esfuerzo del sector circense chileno por proteger su patrimonio, que abarca desde la creación de un sindicato en 1935 hasta las actuales iniciativas de formación y sensibilización, fortaleciendo así el tejido social y cultural del país.
