El controversial diseño implementado por Antonio Infante, director del Servicio de Salud Metropolitano Norte, sigue generando tensión dentro del Hospital San José. La estrategia de Infante, que parece estar enfocada en controlar y manipular investigaciones al interior del nosocomio, ha causado descontento entre los funcionarios que, temerosos de represalias, prefieren guardar silencio a escasos meses del final del gobierno. Este clima de incertidumbre es alimentado por una interna lucha de poder, donde las lealtades y alianzas se ponen a prueba, visibilizando la falta de confianza en la gestión actual y la presión que se ejerce sobre el personal por parte de Infante.
Las raíces de esta controversia se remontan al despido de Aldo Yáñez, un ingeniero comercial considerado como un hombre de confianza de Infante, cuyo manejo de un contrato de limpieza ha generado una pesada deuda para el hospital. La defensa férrea de Yáñez por parte de Infante es percibida como un intento de ajustar cuentas que ha puesto en riesgo la administración hospitalaria, justo cuando se avecina la crítica campaña de invierno. La situación ha empezado a preocupar a los trabajadores del hospital, quienes ven cómo la figura de Infante, apoyada por la ministra de salud, Ximena Aguilera, se transforma en un modelo de opresión y control que podría afectar la atención médica y los resultados sanitarios.
Desde la dirección del Servicio de Salud Norte se ha manifestado preocupación por lo que ocurre en el Hospital San José, donde Infante parece sentir la presión. A pesar de su avanzada edad y de las tensiones en su entorno, continúa buscando consolidar su control sobre la institución y evitar que la investigación interna lo salpique. Esto se ha traducido en una serie de cambios administrativos, incluido el nombramiento de un tercer director en menos de un año, Eric Poblete, quien ha sido identificado como el brazo ejecutor de Infante en sus intentos por desacelerar las investigaciones y mantener alejadas las implicaciones del caso.
La llegada de Poblete al cargo es vista con recelo tanto dentro del hospital como fuera de él, donde en la coalición de Chile Vamos se niegan a considerarlo parte de su sector político, a pesar de su experiencia previa como director en Chiloé durante el gobierno de Sebastián Piñera. Los críticos alegan que su gestión en Chiloé estuvo marcada por polémicas y denuncias, lo que plantea un dilema sobre su capacidad para liderar en medio de un clima tan delicado. Asimismo, la proliferación de rumores sobre la cercanía de Poblete con el PPD se ha tornado en un tema de debate, mostrando la fragmentación política que acompaña a esta crisis de confianza en el sistema de salud.
Por último, la situación en el hospital ha alcanzado niveles alarmantes, donde las acciones de Poblete incluyen la devolución a sus puestos de trabajo a funcionarios bajo investigación. La sospecha de que este movimiento es parte de un intento más amplio de sabotaje a las pesquisas formalizadas por la fiscalía ha levantado preocupaciones sobre prácticas irregulares que podrían derivar en denuncias ante la Contraloría. En este contexto, expertos legales han alertado sobre la posibilidad de que las acciones del abogado que solicita el sumario a través de correos electrónicos personalizados puedan interpretarse como un intento de inmiscuirse en un procedimiento que debería ser confidencial, lo que abre las puertas a posibles investigaciones por prevaricación administrativa.
