Desde la Cancillería británica se ha calificado de «totalmente inaceptables» las recientes incursiones de drones rusos en el espacio aéreo de Polonia y Rumanía. Esta declaración se produce en el contexto de una creciente preocupación en la comunidad internacional sobre la actitud militarista de Rusia en Europa del Este. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores británico enfatizó que las acciones rusas representan una «violación sin precedentes» del espacio aéreo de la OTAN, un asunto que ha llevado a la convocatoria del embajador ruso en el Reino Unido, Andrei Kelin, para expresar formalmente el desacuerdo del gobierno británico.
La situación es cada vez más tensa, tras la incursión de drones representantes del Kremlin en los aires polacos y rumanos, lo que ha sido interpretado como una clara provocación a la Alianza Atlántica. Según el portavoz del Foreign Office, la respuesta de Reino Unido se alinea con la condena de Polonia, Rumanía y Ucrania, así como de otros países aliados de la OTAN, quienes han manifestado su preocupación por estas acciones que consideran «imprudentes» y desestabilizadoras para la región.
El Reino Unido ha reiterado su compromiso de apoyar a Ucrania en su defensa contra la agresión empresarial de Vladimir Putin, resaltando que la situación actual no es solo un desafío para la soberanía de Ucrania, sino una amenaza a la seguridad de toda Europa. El portavoz enfatizó la importancia de la solidaridad entre los aliados de la OTAN, indicando que cada acto de agresión por parte de Rusia solo contribuirá a fortalecer la unidad entre sus adversarios y su determinación para respaldar a Ucrania frente a tales desafíos.
La respuesta británica subraya el creciente temor en Europa sobre una posible expansión de la influencia rusa en la región, lo cual recuerda episodios pasados de conflictos que han dejado tensiones latentes. La comunidad internacional observa de cerca los desarrollos que reflejan una escalada de hostilidades en el ámbito aéreo, lo que podría derivar en acciones más concretas para salvaguardar la integridad territorial de los países miembros de la OTAN, manchando así las aspiraciones de diálogo pacífico.
A medida que se siguen sucediendo las provocaciones por parte de Rusia, se incrementa la presión sobre la Alianza Atlántica para que tome medidas eficaces que garanticen la defensa colectiva de sus miembros. Las recientes declaraciones del Ministerio británico de Asuntos Exteriores son un claro recordatorio del momento crucial que enfrenta Europa y del papel protagónico que jugarán las naciones aliadas para contener cualquier forma de agresión que amenace la paz y la estabilidad en el continente.













