El próximo 3 de septiembre, Pekín se convertirá en el escenario de un imponente desfile militar con motivo del 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico. Este evento, que promete ser un despliegue extraordinario de poderío militar, contará con la presencia del presidente chino, Xi Jinping, quien revisará las tropas y pronunciará un discurso ante un auditorio internacional. La asistencia de líderes destacados, como el presidente ruso Vladímir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un, entre otros, subraya la importancia estratégica de este acontecimiento en el contexto geopolítico actual.
El desfile no solo celebrará la historia del conflicto bélico, sino que también será un escaparate de la creciente influencia militar de China en la región. El gobierno chino ha planeado una demostración que exhibirá las capacidades de sus fuerzas armadas, y servirá como una clara señal a sus socios y adversarios. Con la participación de mandatarios de países del Sudeste Asiático, como Birmania, Camboya y Vietnam, el evento busca consolidar la imagen de China como un socio más confiable en la región frente a las tensiones con Estados Unidos.
Por otro lado, Europa estará representada en el evento con la presencia del presidente serbio Aleksandar Vucic y el primer ministro eslovaco Robert Fico, quien es el único mandatario de la Unión Europea que asistirá. Esto pone de manifiesto el interés de ciertos países europeos en fortalecer lazos con China, en un momento en que las relaciones entre la UE y Pekín están marcadas por malentendidos y disputas comerciales. La participación de varios líderes europeos en este desfile podría interpretarse como un intento de equilibrar las estrategias diplomáticas y comerciales en un mundo cada vez más multipolar.
Además, se destaca la presencia de líderes de la región del Cáucaso, como el primer ministro armenio Nikol Pashinián y el presidente azerí Ilham Aliyev, quienes recientemente firmaron una declaración de paz en Washington. Su asistencia simboliza un compromiso regional hacia la estabilidad y el diálogo, lo que puede ser interpretado como un esfuerzo por parte de China de mediar en conflictos locales y presentarse como un actor clave en la resolución de tensiones en el área.
Finalmente, es importante mencionar que las autoridades chinas han implementado severas restricciones al tráfico y al transporte público en Pekín en las semanas previas al desfile, aumentando la seguridad y presencia policial para garantizar la smooth transcurrencia del evento. Esta intensa preparación destaca no solo la relevancia del desfile en sí, sino también el contexto histórico que lo precede, ya que la Segunda Guerra Mundial dejó profundas cicatrices y un legado perdurable en la memoria colectiva del pueblo chino, quienes sufrieron cerca de 35 millones de bajas durante la invasión japonesa.













