El reciente comunicado de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) ha dejado a los consumidores de servicios bancarios en una situación de expectativa y confusión. En un movimiento que sorprendió a muchos, la autoridad decidió aplazar la eliminación de las tradicionales tarjetas de coordenadas, un instrumento que ha sido estándar en el sistema financiero chileno durante muchos años. Solo un par de semanas estuvo vigente la normativa que obligaba a las entidades bancarias a sustituir estas tarjetas, lo que refleja la necesidad de mejorar sustancialmente los sistemas de autenticación y seguridad en la realización de transacciones electrónicas.
La razón detrás de esta decisión es clarísima: la CMF busca que las instituciones financieras desarrollen nuevas tecnologías que garanticen una mayor seguridad en las operaciones de sus usuarios. Según se informó, el nuevo plazo establecido para la eliminación definitiva de las tarjetas de coordenadas será el 1 de agosto de 2026. De esta manera, los bancos y emisores de tarjetas contarán con el tiempo necesario para diseñar e implementar sistemas robustos de autenticación que sean más eficientes y menos propensos a fraudes.
Este cambio es especialmente relevante para los usuarios que suelen depender de las tarjetas de coordenadas para sus transacciones diarias. La implementación de la Autenticación Reforzada de Clientes (ARC), que se pospuso también y que entrará en vigor en la misma fecha de eliminación de las tarjetas, busca ser un método más seguro que exige a los usuarios proporcionar información adicional, como claves enviadas por SMS, para realizar transferencias. Este tipo de medidas se consideran cruciales en un contexto donde los fraudes financieros están en constante auge.
La CMF, en su comunicado, también enfatizó la importancia de que las entidades financieras mantengan informados a sus clientes sobre cómo funcionarán los nuevos métodos. Se les insta a garantizar la continuidad y el acceso ininterrumpido a sus productos y servicios, lo que es fundamental para mantener la confianza de los usuarios. «Es vital que las instituciones realicen este cambio sin afectar la operativa cotidiana de sus clientes», señala el organismo.
Como parte de esta transición, la CMF ha recomendado a los usuarios mantenerse informados sobre los cambios en los métodos de autenticación y buscar asesoría directa con su banco ante cualquier duda. La seguridad es prioridad, por lo que se les advierte a los clientes que nunca compartan sus claves de acceso, ya que estos mecanismos son personales e intransferibles. En un mundo donde las amenazas digitales son un riesgo cotidiano, el enfoque hacia sistemas más confiables es sin duda necesario.











