El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sorprendió al mundo político al anunciar este martes la nominación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para el Premio Nobel de la Paz. Durante una cena en la Casa Blanca, Netanyahu entregó formalmente la carta de nominación a Trump, en el contexto de una conversación sobre el alto el fuego propuesto de 60 días en la Franja de Gaza. En su discurso, Netanyahu destacó los esfuerzos de Trump por promover la paz en diversas regiones, con un especial énfasis en Oriente Medio, lo que, según él, justifica plenamente la postulación del presidente estadounidense para dicho reconocimiento internacional.
La nominación ha generado reacciones mixtas, especialmente en un clima político polarizado. Netanyahu subrayó el impacto positivo de la intervención de Trump en múltiples conflictos, y afirmó: «Es bien merecido y deberías recibirlo», refiriéndose al prestigioso galardón. El gesto fue recibido con sorpresa por Trump, quien expresó su gratitud señalando que la nominación es «muy significativa» viniendo de un aliado tan importante como el primer ministro israelí. Esta iniciativa reafirma la colaboración entre ambos líderes en cuestiones de seguridad y diplomacia regional.
No es la primera vez que Donald Trump es nominado al Premio Nobel de la Paz. Anteriormente, su candidatura había sido presentada por el Gobierno de Pakistán y luego por el congresista Buddy Carter, en reconocimiento a sus esfuerzos en fomentar la paz en diferentes conflictos internacionales. Desde su administración, Trump ha llevado a cabo mediaciones que han permitido treguas en conflictos como el que enfrenta a India y Pakistán, lo cual ha contribuido a su postulación en diversas ocasiones. La comunidad internacional observa con interés el desarrollo de estas nominaciones.
Los estatutos del Comité Nobel permiten que miembros de asambleas nacionales y gubernamentos de Estados soberanos propongan candidatos, lo que abre un amplio espectro para que líderes políticos, como Netanyahu, puedan abogar por la consideración de candidatos en su nombramiento. El presidente Trump, por su parte, ha sugerido en múltiples ocasiones que merece el Nobel tanto como su predecesor, Barack Obama, quien recibió el premio en 2009, lo que invita a un debate sobre los méritos de cada uno en el contexto de la paz mundial.
La promesa de Trump de poner fin a la guerra en Ucrania ha sido uno de sus principales argumentos en pro de su candidatura al Nobel de la Paz 2025. Además, ha reclamado su papel mediador en conflictos que incluyen a Israel e Irán, la República Democrática del Congo y Ruanda, así como Egipto y Etiopía. A medida que se acercan las votaciones, el mundo estará atento a los movimientos políticos y diplomáticos que puedan influir no solo en su oportunidad de recibir un premio tan codiciado, sino también en la estabilidad y paz en regiones afectadas por conflictos prolongados.












