El secretario de Estado de Agricultura de Chile, Esteban Valenzuela, sostuvo un encuentro con Kaveh Zahedi, director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO, en el marco de la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. La reunión tenía como objetivo principal conocer los avances en la postulación de dos territorios chilenos, el Alto Andino y la Cordillera Pehuenche, para obtener el reconocimiento como Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). Durante el encuentro, Valenzuela destacó la importancia de estas candidaturas para la valorización de la agricultura y la cultura local en Chile.
Los territorios en cuestión, el Alto Andino, que abarca las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, y el Cordillera Pehuenche, que incluye Biobío y La Araucanía, ya cuentan con el estatus de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Nacional (SIPAN). En 2024, el país presentó dos carpetas para solicitar el reconocimiento SIPAM, lo que implica una serie de pasos y respuestas a cuestionarios enviados desde la sede de la FAO en Roma. La directora de ODEPA, Andrea García, también ha sendado una carta solicitando la visita de un grupo asesor para continuar avanzando en este proceso crucial.
Durante la reunión, el ministro Valenzuela agradeció el esfuerzo realizado por la Secretaría y el Grupo Asesor Científico de la FAO en la revisión de los territorios postulados. Resaltó que el reconocimiento de los SIPAM es un paso fundamental para proteger y promover los patrimonios culturales, como lo son las tradiciones agrícolas de las comunidades Aymara en el Alto Andino y la zona cordillerana Pehuenche en el sur del país. Valenzuela expresó su confianza en que, al igual que Chiloé, que fue reconocido como SIPAM en 2011, estos dos territorios también lograrán esta distinción.
La inclusión de Chile en el programa SIPAM no solo implica un reconocimiento internacional, sino que también fortalece la identidad cultural de las comunidades agrícolas locales y promueve prácticas sustentables. El sello SIPAM certifica los productos y servicios que cumplen con criterios específicos, apoyando así la producción agrícola sostenible y la diversidad cultural. Esta iniciativa busca ayudar a las comunidades a proteger sus sistemas agrícolas tradicionales, así como la biodiversidad y el saber popular en el ámbito agropecuario.
La FAO, a través de su Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente, no solo lidera el programa SIPAM, sino que también coordinan otras iniciativas cruciales como el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, y se encargan de salvaguardias ambientales y sociales importantes. La labor de la FAO en este ámbito se enmarca dentro de un contexto más amplio que incluye compromisos multilaterales, como el de la Convención sobre la Diversidad Biológica. Este soporte resulta esencial para los esfuerzos de Chile por posicionar sus territorios como sitios de importancia agroambiental a nivel global.














