El reciente fracaso de la selección chilena en las Eliminatorias Sudamericanas, tras una contundente derrota frente a Argentina, ha provocado un aumento significativo de las críticas no solo hacia el cuerpo técnico, encabezado por Ricardo Gareca, sino también hacia Pablo Milad, presidente de la ANFP. Diversos expertos y exjugadores del fútbol chileno han comenzado a señalar que el verdadero problema radica en la gestión de Milad, acusando que su administración ha sido desastrosa para el desarrollo del fútbol en el país. Gabriel Mendoza, exseleccionado nacional, fue contundente en su declaración: «Gareca se tiene que ir, junto a Pablo Milad, para la casa, tiene que ser así», destacando la necesidad urgente de un cambio a nivel institucional que devuelva la credibilidad al balompié nacional.
La crisis ha llevado a un grupo de clubes, que incluye a ocho de la Primera División y dos de Ascenso, a organizarse con el fin de solicitar la salida anticipada de Milad, quien está viendo cómo su autoridad se debilita en una situación que se califica como insostenible. Medios como ADN Radio han informado que estos clubes están cerca de alcanzar los votos necesarios para formar una oposición poderosa dentro de la ANFP. La intención es que esta salida sea lo menos traumática posible, contrarrestando así la abrupta salida del anterior presidente, Sebastián Moreno, aunque el sentido de urgencia se mantiene intacto. Opciones de cambio se contemplan con el objetivo de lograr una reestructuración que permita mejorar tanto los resultados en la selección como las condiciones del fútbol chileno en general.
La insatisfacción con la gestión de Milad se extiende más allá de los resultados negativos del equipo nacional. Existen problemas estructurales serios, como la mala programación de los partidos y el aumento de la violencia en los estadios, lo que ha llevado a varios analistas a concluir que la crisis atraviesa todos los niveles del fútbol. Según declaraciones de Iván Cabrera en redes sociales, la gestión actual de la ANFP se asemeja a «un cáncer que lleva años creciendo», con una falta de planificación y respeto hacia la rica historia del fútbol chileno. Estos comentarios reflejan la convicción de que para revertir la situación actual, es imperativo realizar cambios profundos en la dirección futbolística del país.
Un factor que ha intensificado la presión contra Milad es la selección de Chile como sede del Mundial Sub-20, programado entre septiembre y noviembre. Esta elección se ha convertido en un punto crítico que podría acelerar su salida del cargo. Medios han citado fuentes dentro de la ANFP que afirman que hay un consenso creciente para que Milad renuncie después de que se lleve a cabo este mundial, señalando que este evento bien podría ser el cierre de su mandato. La necesidad de estabilidad y un liderazgo fuerte es palpable, especialmente ante la inminencia de un evento internacional que podría acentuar aún más las dificultades ya existentes en el fútbol nacional.
Finalmente, la situación actual de La Roja, hundida en el último lugar de la clasificación y al borde de perderse su tercera Copa del Mundo consecutiva, ha llevado a los hinchas y expertos a demandar cambios urgentes. Iván Cabrera expresa el pesimismo imperante: «Nos quitaron la mística, el respeto y, lo más preocupante, la esperanza». Con mensajes claros y contundentes emergiendo desde los pasillos de Quilín hasta las redes sociales, el clamor por un nuevo liderazgo es unánime. Para muchos, el tiempo de Pablo Milad al frente de la ANFP ha llegado a su fin, y la necesidad de un renovado enfoque que reponga al fútbol chileno entre los grandes es más crítica que nunca.














