En un revelador reportaje publicado por la revista internacional Mongabay LATAM, se destaca la iniciativa de buzos artesanales en el archipiélago de Las Guaitecas, Chile, quienes están recuperando fondos marinos degradados a través de prácticas ancestrales. Estos buzos, que pertenecen a la comunidad indígena Pu Wapi, están comprometidos con la lucha contra la sobreexplotación de los recursos marinos, utilizando métodos tradicionales que incluyen el trasplante de piures y la protección de algas. Esta acción no solo ha restaurado ecosistemas vitales, sino que también se ha convertido en un modelo a seguir en la conservación marina, mostrando el valor del conocimiento indígena en la protección del medio ambiente.
El dirigente mapuche-williche, Daniel Caniullán, describe en el reportaje de Mongabay cómo los riquísimos fondos marinos de la zona han sido transformados en desiertos desoladores debido a la extracción indiscriminada de especies, especialmente el molusco conocido como «loco». Con la intención de revertir esta situación, los buzos artesanales han estado trasladando desde hace dos décadas especies vitales a áreas dañadas, estableciendo microhábitats y promoviendo la llegada de diferentes especies marinas. Según un estudio respaldado por la British Ecological Society, estos esfuerzos han demostrado ser efectivos en la regeneración de estas zonas.
La revista también destaca la importancia de las prácticas de «contribuciones recíprocas» que combinan el conocimiento ecológico tradicional de las comunidades indígenas con la ciencia moderna. La antropóloga Florencia Diestre señala la meticulosidad con la que los buzos artesanales seleccionan los ejemplares para extraer, asegurando la salud de las poblaciones marinas. Este enfoque de cuidado y respeto por el entorno va más allá de la simple cosecha; se basa en una profunda comprensión de los ecosistemas y en la creación de un equilibrio sostenible que beneficia a la comunidad y al océano.
El reportaje analiza de manera crítica la amenaza que representan las industrias salmoneras, las cuales han contribuido a la contaminación y deterioro de los ecosistemas marinos. La utilización de antibióticos y las prácticas de cultivo intensivo han impactado negativamente en especies fundamentales como el picoroco. A pesar de este contexto desafiante, los buzos artesanales se esfuerzan por proteger áreas vitales como los bosques de huiro, que son esenciales para el equilibrio marino, albergando una impresionante diversidad de vida.
Finalmente, Mongabay LATAM revela los esfuerzos de la comunidad Pu Wapi por establecer un Espacio Costero Marino para Pueblos Originarios (ECMPO), una solicitud que ha enfrentado obstáculos políticos a pesar de cumplir con todos los requisitos legales. Las amenazas documentadas contra Caniullán ilustran el clima de tensión que rodea a estos defensores del océano. A pesar de la falta de apoyo estatal y la necesidad de actuar con discreción frente al riesgo de saqueo externo, los buzos continúan su labor con la firme convicción de que su relación sagrada con el mar es clave para la restauración y conservación de sus recursos marinos.














