En conmemoración del Día del Trabajador, la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, se abstuvo de proporcionar un compromiso específico sobre el aumento del salario mínimo, enfatizando que su prioridad es mejorar la productividad laboral en el país. Durante una actividad organizada por el Presidente Gabriel Boric en la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Matthei declaró que «debemos enfocarnos en aumentar la productividad de los trabajadores, de lo contrario, enfrentaremos una profunda cesantía». Sus comentarios resaltan una visión económica centrada en la eficiencia laboral, pero suscitan inquietudes sobre las implicancias de su enfoque en el bienestar de quienes actualmente carecen de estabilidad laboral en Chile.
Matthei, quien también ocupó el cargo de ministra del Trabajo en el primer gobierno de Sebastián Piñera, subrayó que el verdadero desafío radica en fomentar la creación de empleo formal. «El crecimiento económico en Chile es escaso y la inversión ha disminuido notablemente», afirmó. Más de un 30% de la población activa en el país se encuentra empleada en trabajos informales, un hecho que Matthei considera crítico; muchas personas en esta situación no reciben beneficios como vacaciones o contratos laborales. En lugar de fijar cifras, sostuvo que el aumento del salario mínimo debe ser fruto de negociaciones más que de imposiciones.
En contraste, su rival en la carrera presidencial, Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista, propuso un aumento concreto del salario mínimo a $750.000 mensuales. Jara, quien también fue ministra del Trabajo en el gobierno de Boric, argumentó que es momento de avanzar hacia un salario que garantice una vida digna, en vez de mantener la lógica de un salario mínimo que apenas cubre la subsistencia. «Las familias que trabajan a tiempo completo no logran satisfacer sus necesidades básicas», enfatizó, subrayando la importancia de un ingreso que realmente permita vivir y contribuya a fortalecer la cohesión social en el país.
Las declaraciones de Matthei no solo han provocado reacciones sobre el tema del salario, sino que también han revivido antiguos cuestionamientos sobre su gestión en la comuna de Providencia. Usuarios en las redes sociales recordaron su vínculo laboral con el exfiscal Manuel Guerra, actualmente bajo investigación por sus conexiones con figuras de la política chilena. Durante su mandato, Guerra recibió una considerable cifra por servicios prestados en materia de transparencia; no obstante, su historial ha suscitado controversias que pueden repercutir en la imagen pública de la candidata.
Finalmente, a medida que el debate sobre el salario mínimo se intensifica, las posiciones de ambos candidatos resaltan la división en la forma de enfrentar los desafíos laborales en Chile. Mientras Matthei aboga por una estrategia centrada en la productividad y la creación de empleo formal, Jara reclama una reforma directa que responda a las necesidades inmediatas de los trabajadores. La evidencia de la precariedad laboral en el país plantea interrogantes sobre las verdaderas prioridades de los aspirantes a la presidencia, en un contexto en que la dignidad laboral sigue siendo un tema pendiente en la agenda política.














