Sernapesca, la agencia nacional de pesca en Chile, presentó el viernes pasado una denuncia criminal contra la empresa Pesca Chile S.A. por la muerte de una ballena jorobada, un cetáceo que se encontraba entre las redes del buque arrastrero Antarctic Endeavour. Según la información publicada por La Prensa Austral, el accidente ocurrió el 25 de marzo durante la faena de pesca N°8 en aguas cercanas a las Islas Orcadas del Sur. La tripulación del buque notó algo extraño en su red y al revisarla descubrieron el cuerpo sin vida de una ballena de aproximadamente 10 metros de longitud, que presentaba heridas y un abdomen lleno de krill. El cetáceo fue reinsertado en el mar sin haber sido inspeccionado adecuadamente para determinar su sexo o estado de salud, lo cual ha generado controversia y preocupación en la comunidad científica y de conservación marina.
La denuncia presentada se sustenta en el artículo 135 bis de la Ley de Pesca, que establece penas de 5 a 10 años de prisión para quienes causen la muerte de cetáceos. Además, se invocó la Ley 20.393, que establece la responsabilidad penal de las personas jurídicas en Chile. Este enfoque muestra un intento de las autoridades de tomar acciones más contundentes contra la mortalidad de cetáceos, a la vez que se busca que la empresa Pesca Chile S.A. y el capitán del Antarctic Endeavour enfrenten las consecuencias legales de sus acciones. El juez Ricardo Herrera ha enviado el caso al Ministerio Público para su investigación, lo que podría incluir la colaboración de la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medioambiente (Bidema) de la Policía de Investigaciones (PDI).
Organizaciones de conservación como el Centro de Conservación Cetácea y Ecoceanos han criticado fuertemente la pesca de krill, argumentando que esta actividad representa un grave peligro para las poblaciones de ballenas en la Patagonia y la Antártica. Estas organizaciones han exigido una revisión exhaustiva de la certificación de «sustentabilidad» que posee Pesca Chile S.A., otorgada por Marine Stewardship Council (MCS), ante la percepción de que la industria no está tomando en cuenta las consecuencias ambientales de sus prácticas. La advertencia de que el krill, un recurso alimenticio clave para diversas especies marinas, está siendo explotado sin el debido cuidado ha llevado a llamados al cambio en las regulaciones existentes.
Un estudio reciente reveló que Chile presenta la mayor tasa de mortalidad de ballenas por colisiones a nivel global, con un 28% de los varamientos relacionados con la actividad pesquera y salmonera. Con 226 casos registrados en los últimos 52 años, las ballenas fin y jorobadas son las que más sufren estos impactos, según un informe del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile. Este alarmante resultado evidenció la necesidad urgente de implementar medidas que protejan a estos cetáceos, que a menudo se ven atrapados en la intersección entre sus hábitats y la creciente actividad marítima industrial.
A pesar de las preocupaciones expresadas por los expertos y la creciente evidencia de las amenazas que enfrentan las ballenas, el 62% de los casos de varamientos no fueron diagnosticados con claridad. El Dr. Luis Bedriñana, involucrado en la investigación del IDEAL, ha solicitado que se tomen acciones concretas, tales como reducir la velocidad de las embarcaciones y redefinir las rutas de navegación en áreas críticas, como el Estrecho de Magallanes. Estas medidas son vistas como cruciales para mitigar el riesgo que representa el tráfico marítimo industrial sobre las poblaciones de cetáceos y otros organismos marinos en peligro. La situación exige un enfoque proactivo por parte del gobierno y la industria para garantizar la conservación de la biodiversidad marina y el respeto por la fauna en sus hábitats naturales.














