Médicos Sin Fronteras (MSF) ha emitido una alarmante alerta sobre la crítica situación humanitaria en Sudán, revelando que cada dos horas muere un niño debido a la devastadora combinación de hambre y violencia. En un informe reciente, la organización describe una «situación absolutamente catastrófica» en el campo de desplazados de Zamzam, en Darfur Norte, donde el 11 de abril, fuerzas armadas realizaron una ofensiva contra la población civil. Incendiando viviendas y disparando a discreción, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) han dejado a su paso centenares de muertos y miles de desplazados, lo que ha desatado una crisis alimentaria aún más profunda.
El impacto de la violencia se ha traducido en un éxodo masivo de personas. Aproximadamente 25.000 han huido a Tawila, muchas de ellas con graves heridas de bala o deshidratación extrema. La situación es particularmente crítica para los menores: más del 15% de los niños en Zamzam padecen desnutrición aguda severa, mientras que los informes de MSF revelan que el 40% de los 170 heridos atendidos recientemente son mujeres y niñas. Se ha hecho común que las familias tengan que enterrar a sus muertos en fosas improvisadas, lo que refleja la desesperanza y la falta de recursos médicos.
La hambruna que devasta a Sudán se ha extendido a lo largo de varias regiones desde su declaración en agosto de 2024, impactando a más de 10 zonas, donde el 70% de los centros de salud han cesado operaciones. MSF se ha visto obligado a denunciar 80 ataques contra sus instalaciones en Darfur, lo que ha limitado gravemente su capacidad de respuesta ante esta crisis. Las condiciones son tan extremas que un hospital en Tawila, anteriormente saqueado, se ha convertido en un refugio para serpientes, simbolizando la falta de atención médica y la necesidad urgente de intervención.
La violencia de género también está en aumento, con MSF reportando un alarmante incremento del 288% en casos de violencia sexual, lo que está llevando a las mujeres a ser atacadas incluso en sus hogares o durante su huida. En Chad, el 90% de las supervivientes han denunciado agresores armados. Esta alarmante realidad es un reflejo del contexto de guerra y descomposición social que enfrenta la población de Sudán, en un escenario donde la comunidad internacional parece estar mirando hacia otro lado.
A pesar de que Sudán enfrenta la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con 13 millones de personas afectadas, la respuesta internacional ha sido insuficiente y profundamente infrafinanciada. Recortes en la ayuda estadounidense han exacerbado la escasez de alimentos y medicinas, dejando a la población vulnerable en una situación desesperante. MSF ha instado a la ONU y a los donantes a movilizar urgentemente ayuda masiva y garantizar corredores seguros para la asistencia humanitaria. La organización también hace un llamado a la sociedad global para alzar la voz contra esta tragedia, enfatizando que «hablar de Sudán es crucial» y que la indiferencia ante este sufrimiento es cómplice de la tragedia.














